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Importancia del ejercicio físico en los Adultos Mayores



En los últimos tiempos la vida decidió retarnos limitando nuestro movimiento a apenas a unos metros cuadrados, y en el mejor de los casos, a unos metros a la redonda durante casi tres meses, obligándonos a reflexionar sobre la importancia que tiene el ejercicio físico en todos nosotros, pero sobre todo en los mayores. Durante todo este tiempo, hemos sido conscientes de que necesitamos movernos, tonificar y movilizar nuestras articulaciones, ya que si no nuestras capacidades se merman y se reducen. Además, también nos hemos dado cuenta de que el ejercicio físico es un bien tan necesario para nuestro cuerpo, como para nuestra mente.

El ejercicio no solo es capaz de aportar beneficios a nivel músculo esquelético, si no también nivel psicológico. De este modo, cuánto más activos estemos y más ágiles nos encontremos, mayor será la sensación de juventud y de ligereza en nuestro interior.

La práctica del entrenamiento produce liberación de endorfinas, lo que provoca que se genere en nuestro cuerpo una sensación de bienestar, disminuyendo la sensación de dolor. Es por ello, que la realización de ejercicio físico, nos ayuda a mantener un buen estado mental y ayuda a liberar tensiones, algo que ha podido comprobarse en estos días que nos han tocado vivir. Es necesario que se fomente este tipo de terapia en todos los niveles, pero sobre todo en nuestros mayores.

La práctica del ejercicio moderado en personas de avanzada edad, siempre adaptado a sus posibilidades y bajo la supervisión de un profesional, ayuda a mantener y prolongar en el tiempo su capacidad activa, dotándoles de la autonomía necesaria para realizar todas sus actividades básicas diarias.

De esta forma, se evita una mayor degeneración articular y pérdida de masa muscular que puede provocar, a la larga, un aumento en el índice de caídas, dolores asociados o incluso síndromes derivados del inmovilismo, llegando a ser perjudiciales para la salud. También es importante adoptar medidas preventivas a través de la realización de ejercicios para dotar a nuestra musculatura de fuerza y elasticidad y a nuestras articulaciones del movimiento necesario para completar su rango natural.

La práctica deportiva ayuda a evitar que entremos en una fase de abandono, sobre todo en los adultos mayores y favorece que no limitemos la actividad, minimizando los riesgos que ello conlleva, ya que en ocasiones puede generar que dicha limitación haga que la persona entre en un hábito de inmovilismo, suponiendo en muchas ocasiones un estado de aislamiento. Incentivar y animar a la realización de gimnasia hace que la persona mayor se mueva y se mantenga activa física y socialmente.


Fuente: www.geriatricarea.com

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