• Envejecimiento patológico: cuando los procesos degenerativos y las enfermedades dificultan a la persona su adaptación al entorno.
• Envejecimiento fisiológico: los procesos degenerativos o las enfermedades no le impiden adaptarse a su entorno, forman parte de la evolución natural. La persona envejece de manera positiva, a pesar de los cambios que se puedan producir, se va a adaptando a su nueva situación.
Existe un tipo de envejecimiento denominado óptimo (o successful aging) donde existe una elevada funcionalidad física, mental y social, que nos permite envejecer con buena salud física y mental y una implicación activa con la vida. No suele haber enfermedad grave ni dependencia pero sí el riesgo de padecerlas por el edad.
Dentro del envejecimiento óptimo intervienen factores personales (como la salud, nivel económico, nivel educativo) así como factores circunstanciales (familia, relaciones sociales, proximidad a los recursos). De la misma forma que a los niños se les enseña y se les prepara para la vida adulta, debemos aprender a envejecer, en las distintas etapas de la tercera edad:
• Manteniendo la independencia en la medida de lo posible.
• Teniendo una actitud positiva frente a los cambios.
• Siendo protagonistas de su vejez.
• Adaptándose a una perspectiva de tiempo distinta.
¿Qué podemos hacer?
En primer lugar, ser conscientes de que el envejecimiento es un proceso fisiológico y natural, y por tanto, positivo. Debemos tener en cuenta que con el envejecimiento de la población, también aumenta el riesgo de tener un peor estado de salud física y psicológica, y con él, el riesgo de encontrarse en situación de dependencia, por lo que es importante la identificación de factores que promueven salud y bienestar en las personas de tercera edad, para incrementar su calidad de bienestar y su satisfacción vital.
Dentro de las etapas de la tercera edad, es necesario tomar conciencia de que desde el primer intervalo de edad hasta el último, las capacidades, las demandas, la participación social… son totalmente diferentes. Esta diversidad supone un reto importante tanto para los propios ancianos, como para los colectivos profesionales que desarrollan su actividad con esta población. La vejez nunca debe ser valorada como una etapa que se caracteriza por las pérdidas. Existen áreas de desarrollo personal que deben seguir potenciándose en la persona mayor.
Créditos: https://www.deustosalud.com
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